¿Acechar como un predador para manejar el ganado sin estrés?

 

Prof. Temple Grandin, Ph.D.

 

Depto. de Ciencia Animal

Colorado State University

Fort Collins, CO 80523-1171

 

Traducción del Dr. Marcos Giménez-Zapiola

 

 

Quienes pretenden estar en la vanguardia del negocio ganadero, sean rancheros o engordadores a corral, se esfuerzan por reducir el estrés de los animales que tienen bajo su manejo. Les interesará saber que la imitación del movimiento inicial de acecho, propio de un predador en espacios abiertos, puede servirles para juntar el ganado con un mínimo de estrés. Estas formas son descriptas en mi artículo Métodos de bajo estrés para mover el ganado en pasturas, parcelas y corrales de engorde, que se reproduce en esta página web.

Lo que mucha gente no sabe es los principios generales de manejo de ganado sin estrés, tales como entrar en la zona de fuga para hacer que el animal se mueva, o usar el punto de balance para controlar la dirección de ese movimiento, se basan en los patrones instintivos de comportamiento que los animales tienen para escapar de sus predadores.

El ganado vacuno pertenece a una especie de animales de presa, que ha desarrollado, durante miles de años de evolución, los patrones de comportamiento que le han permitido, al igual que a otras especies salvajes emparentadas, protegerse de sus predadores. Las pautas de conducta dirigidas a evitar la predación están inscriptas en sus cerebros, y funcionan como bits de software informático.

Los primeros naturalistas denominaron “instintos” a estos patrones de comportamiento, y los especialistas modernos en conducta animal los llaman “pautas fijas de acción”. Algunos esquemas instintivos de conducta son muy rígidos e inamovibles, pero otros pueden ser modificados por el aprendizaje. La reacción del flehmen, por la que el toro frunce el labio superior, es un ejemplo de pauta fija que no requiere aprendizaje. Otros comportamientos instintivos, como los que afectan el movimiento de los animales durante los trabajos de manejo, pueden modificarse a través de la experiencia.

Cuando están cerca de una persona, los bovinos tienen la tendencia de virar y ponérsele de frente, manteniendo una distancia segura. Esta tendencia a darse vuelta para mirar de frente al ganadero es instintiva, pero la distancia segura, que define el tamaño de la zona de fuga, es afectada en gran medida por la experiencia. Cuando la persona entra en su zona de fuga, los animales se alejarán.

Mis observaciones del movimiento del ganado bovino y de las manadas de animales salvajes me indican que tanto los herbívoros domesticados como los que viven en libertad poseen tres patrones de comportamiento instintivo, o “programas de software”, que los ayudan a evitar a sus predadores. Son ellos:

 

 

Darse vuelta y mirar de frente a la amenaza potencial permite al animal mantenerse alerta de la posición del predador. En los documentales sobre animales salvajes se puede ver a los antílopes siguiendo al león, pero a una distancia prudencial.

La pauta de conducta del punto de balance sirve al animal que está pastoreando para escapar de un predador que lo persigue. Un impala perseguido por un león correrá en la dirección contraria cuando éste cruza la línea de su hombro. Esta maniobra le sirve al antílope a escapar. El mismo principio se usa para mover tranquilamente el ganado en las pasturas o las mangas. La principal diferencia es que el ganado vacuno se mueve al paso en vez de hacerlo a la carrera. El animal se moverá HACIA DELANTE cuando una persona que está dentro de su zona de fuga pasa la línea de su hombro en la dirección OPUESTA a la del movimiento que se desea generar. Esto es mucho menos estresante que utilizar una picana eléctrica para inducir al animal a entrar a la manga de compresión.

La tercera pauta de conducta que puede ser aprovechada por pastores y vaqueros es la tendencia del ganado a amontonarse cuando perciben una amenaza. Si se les genera una ligera ansiedad, se inducirá al ganado a bajar de las colinas y a salir de los matorrales para juntarse con la manada. Un ganadero que aplique el esquema de movimiento del tipo del limpiaparabrisas, descripto en el artículo citado, o un esquema de zig-zag en líneas rectas, podrá inducir al ganado a juntarse tranquilamente a la manada. JAMÁS se deberá dar vueltas alrededor del ganado. El movimiento del tipo del limpiaparabrisas sólo debe describir una curva muy leve. Este manejo genera un estrés mucho menor que si se persigue al ganado y se actúa como un predador al ataque. Si se imita el acecho inicial del predador, el ganado se juntará solo.

El ganado vacuno que se encuentra en zonas donde hay osos tiende a pastorear en manadas más cerradas que el que vive en zonas libres de osos o leones. La posibilidad permanente de ser comido hace que el ganado se mantenga junto. Aunque se muevan en grupos más compactos, pueden pastorear.

Para que el estrés del ganado se mantenga en el  mínimo absoluto, la inducción a juntarse debe hacerse a paso lento. El ganadero también debe evitar la tendencia a amontonarse en un grupo cerrado. La idea es hacer solamente las primeras cosas que haría un predador, y esto mantendrá el estrés al mínimo.

La primera vez que los animales experimenten esta inducción a juntarse a través del acecho en el borde de la zona de fuga colectiva, es posible que tengan más estrés que las siguientes. El ganado que es manejado en calma de manera rutinaria aprenderá que el ganadero no les va a aplicar una presión excesiva, como para generarles pánico. La persona que trabaje con sus propios animales estará en condiciones de enseñarle a moverse. Los animales aprenderán que su amo les aflojará la presión sobre la zona de fuga colectiva ni bien ellos se hayan movido en la dirección deseada. Esto servirá para reducir aun más el estrés.

Un vaquero que se comporta como un predador tranquilo al acecho podrá inducir al ganado a juntarse de manera mucho menos estresante que aquél que lo persiga como un predador al ataque. Todos los movimientos del ganadero deben hacerse a paso lento, y se debe tener gran cuidado de no hacer JAMÁS que el ganado empiece a correr o a arremolinarse.

Un buen ganadero que aplica los principios de manejo animal sin estrés debe hacer los movimientos que ponen en marcha en el cerebro del animal su “software” innato de defensa contra predadores. Para que el estrés se mantenga al mínimo, sólo se deben poner en marcha las primeras fases del “programa”. Cuando se lleva un conjunto de animales a un lugar nuevo, todos ellos deben estar encaminados en la misma dirección y caminar a su paso natural. NO SE DEBE hacer que se choquen entre sí o se den vuelta. Si comienzan a hacer estas cosas, es señal de que se ha puesto en funcionamiento el próximo paso de su “programa”, y los animales se preparan para el ataque de un predador. Esto les provocará un elevado estrés.

En el trabajo en pasturas o en corrales, quienes comprendan que sus movimientos están poniendo en marcha “programas” innatos de comportamiento, que están inscriptos en el cerebro de los animales, descubrirán que es fácil aprender estos métodos de manejo con bajo nivel de estrés.


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